Sabemos que el impacto de un asteroide habría terminado con los dinosaurios hace millones de años. La sola posibilidad de que algo así vuelva a suceder nos aterra: es que ante un hecho de estas características no habría muchas alternativas; el cine y la ciencia ya nos han explicado que, en el caso de que un cuerpo extraño se dirija a la tierra habría que a) desviarlo o b) destruirlo. No quedan muchas más opciones si queremos sobrevivir. No está previsto que suceda pronto, pero puede pasar. Entonces hay que empezar a investigar estas vías de salvación. Y, por primera vez en la historia, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) lo hizo con una nave espacial que se estrelló contra un asteroide.
No. No es una película de ciencia ficción ni se trata de un capitulo de Los Simpson. Realmente ha pasado: la Prueba de Redirección del Doble Asteroide (DART), con gran éxito, ha logrado impactar el lunes en el asteroide Dimorphos. El objetivo era claro: desviar su curso con la nave kamikaze, lanzada en noviembre. Esta es la primera prueba de defensa planetaria y, según dijo la NASA, debería permitir proteger mejor la Tierra de una eventual amenaza futura.
Esta roca gigante tiene cerca de 160 metros de diámetro y orbita en un sistema de asteroides; la nave, en cambio, tenía 633 kilos y más de ocho metros de largo. Y aunque no hubo alguna amenaza latente contra la Tierra, este proyecto permite testear la tecnología más novedosa y prepararla para posibles amenazas. “Una prueba de estas características es necesaria”, advirtió a LA GACETA la física y astrónoma Olga Pintado y aclaró por qué: “si en un futuro un asteroide viene con probabilidad de impacto hacia la tierra, en este momento no sabemos ni tenemos pruebas de qué podríamos hacer”.
¿Podría matarnos un asteroide?
Con este proyecto, la pregunta es inevitable: ¿podría chocar un asteroide con la Tierra? Bueno, Pintado nos ayuda a comprender. “Actualmente no existe ninguna probabilidad de que un asteroide pueda impactar con la tierra. O, al menos, las probabilidades son muy bajas; de todas maneras, siempre existe la posibilidad de que haya alguno que no se haya podido detectar”, dijo. Pero, en caso de haber, ¿podría matarnos como a los dinosaurios? Cuando impactó el DART contra el asteroide, una especie de polvo (técnicamente llamado pluma) se levantó en el espacio. Eso quiere decir que, efectivamente, el satélite sí chocó contra la masa rocosa. Ese mismo polvo -explicó la especialista- es el que se habría desprendido del asteroide al momento del impacto hace 66 millones de años.
“Si este asteroide, que tiene 160 metros de diámetro, hubiese caído en la Tierra, habría dispersado polvo y probablemente podría haber causado problemas en una región muy chica del planeta. Ahora, en el caso de los dinosaurios, el asteroide fue mucho más grande según se supone, porque no hay registros. Fue tan grande que el polvo quedó alrededor de la Tierra y el planeta entró en un invierno continuo, por un periodo bastante largo”, informó. “Siempre que cae un objeto relativamente grande dispersa polvo”, aseguró.
Chicxulub, el asteroide que mató a los dinosaurios, tenía el tamaño de una montaña, aproximadamente 10 kilómetros de diámetro. Y según los científicos de la NASA, se necesitaría ahora un cuerpo rocoso de unos 100 kilómetros de ancho para acabar totalmente con la vida en la Tierra. El asteroide que podría aniquilarnos, entonces, primero tendría que llegar al planeta. Pero tranquilos: no hay, al menos por los próximos 50 años, registradas posibilidades de choque. Además, el volumen de la roca tendría que ser muy grande.
Alcances y posibilidades
Sabemos que la nave impactó contra el asteroide, pero todavía no conocemos en qué condiciones. Igualmente hay mucho para celebrar: “el impacto de DART con el asteroide Dimorphos demuestra una técnica de mitigación viable para proteger el planeta de un asteroide o cometa que se dirija a la Tierra, si se descubre uno”, explicaron voceros de la NASA. Como hemos dicho, hay varias ideas sobre cómo evitar que un cuerpo celeste llegue al planeta. “En caso de que haya un asteroide, se habla de desviar la trayectoria, como se intenta en este caso, y también se habla de la posibilidad de impactar un arma nuclear y que lo destruya... pero todas esas son hipótesis”, comentó Pintado. Aun con estas posibles soluciones, muchas cosas podrían salir mal. “Si intentamos desviar un asteroide que ya está demasiado cerca de la Tierra, por ejemplo, podría ocurrir que la desviación no sea la esperada y el daño sea mayor”, indica. Por eso es importantísimo para el futuro hacer este tipo de pruebas.
Lo que sigue -comentó ayer Pintado en LG Play- es seguir observando. Hay una nave ‘hijita’ del DART que se desprendió el 11 de septiembre y que está volando cerca del asteroide para sacar fotos y ver qué daños hizo la nave -resaltó-; pero no sabemos si se ha desviado. Calculo que en un par de meses tendremos algunos resultados; hay telescopios en todo el mundo que ahora van a tratar de medir la trayectoria del asteroide y ver cuánto lo hemos desviado”. La desviación que se espera lograr con el impacto es del 4%. “No se puede empezar a lo grande -advirtió-. La astronomía es una ciencia para pacientes, porque los tiempos en esta ciencia son largos”.